La odisea de viajar en “el roca” se ha convertido en motivo de atención para el gobierno. El servicio que presta Metropolitano continua en una estrepitosa caída, ya no basta con viajar como “ganado”, ni de esperar pacientes retrasos o inminentes cortes de servicio, desde hace unos días la empresa corto el servicio eléctrico después de las 22hs, reduciendo la alternativa a la “chanchita” colmada de pasajeros colgados y que solo se detiene en algunas estaciones.
Pero la inquietud del gobierno no es preocupación por el bienestar de los usuarios, sino por la amenaza que incendien los trenes, es decir que se repita la rebelión que exploto en las estaciones de Castelar y Merlo. Pues sobran los motivos para un estallido de bronca y los antecedentes no son alentadores se han registrado protestas en casi todas las estaciones y en algunas concluyeron con incendios de trenes (recordemos hace unos meses en la estación de Temperley).
Hay que tener en cuenta que este escenario se da mientras el gobierno ya se comprometió con un tren bala y va camino a comprar otro (Bs. As.-San Luis-Mendoza) del cual pagamos una cifra increíble a pagar en medio siglo con jugosos intereses, mientras que los trenes metropolitanos no llegan al Once.
Esta es la situación del servicio ferroviario , cuando por constitución comienzan a darle una lavada de cara, aparecen carteles digitales que anuncian las salidas de las formaciones suplantando a las viejas pizarras, también un locutor vocifera por alto parlantes indicaciones de seguridad, algunas columnas pintadas. También se observaba en los vistosos puestos de diario, la revista Barcelona que irónicamente titulaba algo asi como “Que otro servicio hay quemar para que mejore”.
Pero la inquietud del gobierno no es preocupación por el bienestar de los usuarios, sino por la amenaza que incendien los trenes, es decir que se repita la rebelión que exploto en las estaciones de Castelar y Merlo. Pues sobran los motivos para un estallido de bronca y los antecedentes no son alentadores se han registrado protestas en casi todas las estaciones y en algunas concluyeron con incendios de trenes (recordemos hace unos meses en la estación de Temperley).
Hay que tener en cuenta que este escenario se da mientras el gobierno ya se comprometió con un tren bala y va camino a comprar otro (Bs. As.-San Luis-Mendoza) del cual pagamos una cifra increíble a pagar en medio siglo con jugosos intereses, mientras que los trenes metropolitanos no llegan al Once.
Esta es la situación del servicio ferroviario , cuando por constitución comienzan a darle una lavada de cara, aparecen carteles digitales que anuncian las salidas de las formaciones suplantando a las viejas pizarras, también un locutor vocifera por alto parlantes indicaciones de seguridad, algunas columnas pintadas. También se observaba en los vistosos puestos de diario, la revista Barcelona que irónicamente titulaba algo asi como “Que otro servicio hay quemar para que mejore”.
